El HCD aprobó el nuevo convenio de recolección de basura y escracharon a los concejales
Esta mañana el HCD celebró la última sesión del año dando aprobación a dos importantes ordenanzas que definirán el futuro del distrito tanto el año que viene como en los que siguen, con el tratamiento en la misma sesión del presupuesto para el 2023 y un nuevo convenio y contrato de recolección y disposición final de la basura.
Casi sin información oficial al respecto (basta con ingresar la palabra "basura" en la web municipal para notar la poca información que brindó la Municipalidad sobre sus intenciones) el nuevo contrato de la basura fue aprobado con el voto positivo de 17 concejales contra 3, en medio de fuertes sospechas de la existencia de una suerte de "arreglo" establecido para beneficiar al concesionario.
En principio, aunque un grupo de vecinos presentes en la sesión protestaron por la quita de multas sobre el concesionario y la legitimación de una deuda por servicios que no se prestaron según el contrato, el Concejo Deliberante terminó avalando el proyecto del Ejecutivo, solo con la oposición de los dos concejales de la ACT, Pedro Arabarco y Mariela Maceiro, y la concejal radical Felicitas Cabretón.
Sucede que con el nuevo acuerdo la Municipalidad aceptó reconocer una deuda de casi 1.000 millones de pesos por una serie de servicios de disposición final de basura que no se brindaron en dos décadas, causando un fuerte daño ambiental que afecta el agua, el aire y la tierra.
Además de reconocer la deuda, con la aprobación del nuevo contrato se eliminaron las multas que la Comuna había intentado cobrarle al concesionario por el daño ambiental ocasionado. Tanto el dueño del terreno donde actualmente está el basurero, Carlos Esbensen, como referentes macristas locales anunciaron que iniciarán denuncias penales sobre las autoridades que aprobaron la legitimación del daño causado.
El resultado de la votación generó profunda indignación en los vecinos que se presentaron a protestar por las condiciones del acuerdo. En ese marco los vecinos protestaron con carteles y desparramando bolsas plásticas por todo el recinto abucheando uno por uno a los concejales cuando emitían sus votos para aprobar el convenio. La votación se hizo de manera nbominal por pedido de la concejal Mariela Maceiro (ACT)
¿Se venderá la deuda?
La iniciativa presentada por el Ejecutivo no tuvo mayores modificaciones. El concejal Gonzalo Diez (UCR) hizo una propuesta durante el debate que abrió interrogantres acerca de cuál será el destino de la deuda que terminó de legitimarse con la aprobación del nuevo convenio.
La propuesta radical planteaba que en caso de que la empresa quisiera ceder total o parcialmente las cuotas de la deuda comprometida, debía pedir permiso al Concejo Deliberante.
Diez reconoció que "entendemos que el Código Civil y Comercial de la Nación justamente establece la posibilidad a determinados acreedores de ceder total o parcialmente justamente sus acreencias... en función de esto podría ser utilizado por la propia empresa para cederle deuda a la propia Administración Federal de Ingresos Públicos o a algún proveedor a la hora de solicitar o de actualizar su flota de vehículos, por ejemplo",
"Pero en salvaguarda de otras cuestiones que podrían suscitarse es que solicitamos la incorporación de este artículo", remarcó Diez. Aunque el concejal no se refirió a cuáles podrían ser "otras cuestiones" la idea de que la deuda pudiera ser finalmente "vendida" a terceros podría ser la razón de esa "salvaguarda" que mencionó.
En respuesta, el oficialismo a través del concejal Marcelo Shwarz se negó a incorporar la moción, sosteniendo que el convenio debía votarse como estaba redactado sin agregar la moción propuesta. Como durante toda la sesión, no abundaron los detalles acerca de las razones que se establecían para numerosos puntos del acuerdo y el concejal se limitó a expresar la negativa.
Con el nuevo convenio la Municipalidad deberá comenzar a pagar las cuotas en 2024, durante el ejercicio de lo que podría ser una nueva gestión municipal tras las elecciones del año que viene, algo que desde el oficialismo han ponderado como "un año de gracia" para un plan de pago que debiera extenderse durante dos años condicionando la economía del distrito.
Así fue como la gestión del intendente Arturo Rojas consiguió la renovación del contrato de la basura con una serie de ingredientes que dejaron un mal sabor de boca, sin la presentación de vías de solución para el daño causado hasta el momento y con muchas imprecisiones sobre el futuro del servicio aunque con numerosas garantías para que la concesionaria obtenga sus beneficios aún a pesar de los evidentes incumplimientos.