Porno y criptos: Las charlas de los acusados con la víctima antes del robo en el Miralejos
Nuevas revelaciones alrededor del caso del robo de criptomonedas en el Miralejos mostraron el vínculo que sostenían los dos acusados con la joven víctima, que fue asaltada en el penthouse del edificio Miralejos a principios de octubre del 2022.
El fiscal del caso, Dr Carlos Larrarte solicitó días atrás la elevación a juicio del caso, acusando al comerciante local Matías Goñi y su amigo Neri Panessi de "Robo calificado por el uso de armas y agravado por la comisión en poblado y en banda". La acusación considera a Goñi y Panessi como responsables por el robo al joven trader de 21 años, con quien tenían un vínculo ligado al mercado de las criptomonedas.
En sus declaraciones, ambos acusados coincidieron en desligarse lo más posible de sus perfiles vinculados al uso de criptomonedas, lo que revela parte de la estrategia de la defensa de tratar de establecer la verosimilitud de su inocencia: si Goñi y Panessi no saben nada de criptomonedas dificilmente podrían conocer alguna clase de método para robarlas, mucho menos para hacer averigüaciones para cometer el delito. A pesar de ese relato, en los hechos, la fiscalía logró confirmar que los acusados se conectaron a internet a través de las mismas vías que se comprobó que se movieron las criptos robadas, lo que resultó la clave para establecer la acusación.
En esa estrategia, según consta en el pedido de elevación a juicio que hizo Larrarte, tanto Goñi como Panessi declararon que lo que hablaron con la víctima vinculado a las criptomonedas fue sobre el pago de contenidos pornográficos con monedas virtuales. Según Goñi en el único contacto que la víctima tuvo con Panessi en su departamento del piso 8 del Miralejos, hablaron "de unas paginas pornográficas que se pagan las suscripciones con criptomonedas y no con tarjetas".
Panessi por su parte explicó que en esa charla con la víctima "también hablo de criptomonedas, de que había unas paginas porno que se pagan con este tipo de monedas". En sus declaraciones no se aclaró si fueron los acusados los que consultaron sobre esos usos o si, por el contrario, se trató solo de una charla pasatista.
Por los delitos imputados, los acusados podrían enfrentar condenas de entre 5 y 15 años de prisión y el caso se perfila como un episodio judicial que podría marcar todo un precedente histórico, abarcando diferentes formas delictuales adaptadas a las nuevas tecnologías para lograr sus cometidos.
