Luminarias: La tremenda confusión del concejal que habló de "pegarse un tiro en el pie" si no sale el acuerdo con la Usina

viernes, 30 de agosto de 2024 · 09:47

Finalmente este jueves el Concejo Deliberante de Necochea aprobó por unanimidad el convenio para la concesión del servicio eléctrico entre la Usina Popular Cooperativa y el municipio. Aunque el oficialismo de Nueva Necochea celebró la aprobación, en los papeles aún resta que la Usina apruebe el acuerdo y para ello reclama miles de millones de pesos que la municipalidad adeuda en concepto de consumo eléctrico.
  
Tras el debate, que presentó muchas consideraciones de distintos concejales (como el reclamo radical por el punto extremo al que se llevaron las negociaciones, con amenazas y cartas documento incluídas), la prensa del Concejo Deliberante lanzó dos audios con concejales oficialistas propagandizando el acuerdo que en realidad aún no está cerrado y vertiendo algunos conceptos ideológicos debatibles en el contexto de una negación y cuasi denostación de la práctica política que ellos mismos llevan adelante.

Sin decir demasiado, el presidente del Concejo Deliberante, cortísimo de palabras para un tema tan importante, declaró en un minuto  estar satisfecho con "el deber cumplido" tras el acuerdo. No mucho más para un tema cuya dilatación dejó casi la mitad de las calles de la ciudad sin alumbrado público en los últimos meses y para un conceja que tendría aspiraciones a con seguir la intendencia cuando termine la segunda gestión de Arturo Rojas al frente del distrito. 

Para complementar al presidente del cuerpo, el audio del concejal Bartolomé Zubillaga fue algo más largo y desplegó algunas explicaciones más, mostrando no sólo las propias contradicciones de su discurso sino también una serie de falacias que sólo son posibles debido al bajísimo nivel de preparación que tienen hoy día los concejales en Necochea.

Es que el concejal, de extracción empresaria y con un derrotero político acotado, insiste con un concepto falaz que intenta igualar a los organismos públicos con empresas privadas cuya única finalidad es el lucro, conceptualizando así de manera errónea las funciones de estas instituciones y sus actores involucrados.

La confusión del concejal

En un solo párrafo el concejal empresario mezcló derechos y obligaciones del cuerpo deliberativo como si todo fuera lo mismo. "Indudablemente el Concejo tiene que asumir el derecho que primero lo asiste y la obligación que también nos dan los vecinos de poder controlar la concesión, porque no deja de ser una concesión", señaló Zubillaga, poniendo derechos y obligaciones en el mismo saco. Vale recordar que el derecho es una libertad y la obligación es mandatoria, por lo que son conceptos contrapuestos. El Estado tiene la obligación de controlar las concesiones, no es un "derecho" de los concejales hacerlo y un poder del estado (como el HCD, legislativo) tiene facultades legales para cumplir obligaciones, que no es lo mismo que un derecho.

Esa confusión era el preludio de una aún mayor: confundir a un organismo público con una empresa privada, sin entender la diferencia en el espíritu de ambos.

Para Zubillaga, la concesión no es a una cooperativa de servicios fundada para brindar un servicio sino una empresa que busca ganar dinero, como la suya propia. El concejal destacó que "no deja de ser una empresa la Usina por más que lo pinten de diferentes formas, es una empresa cuyo lucro se llama excedente si se quiere por una cuestión legal pero al fin de cuentas busca un lucro"

Sucede que Zubilaga (y el oficialismo actual en general) cada vez que puede repite una falacia que muestra su falta de c onceptualización  real de lo que hace: que el municipio, el puerto o la Usina son empresas privadas que buscan generar ganancias, algo que no aplica a los organismos públicos. Ni la Municipalidad ni la Usina ni el Puerto buscan generar ganancias per se, sino cubrir una necesidad del público. Su espíritu consta en las bases fundantes de estas instituciones y el desconocimiento de un concejal sobre ese espíritu básico demuestra una vez más la falta de preparación de un concejal para ocupar su banca (algo que lamentablemente pasa con demasiada frecuencia).

"Por lo tanto, como decía es nuestro derecho y nuestra obligación poder controlar como se van sucediendo los hechos a partir de ahora en un contrato de concesión de 30 años que es bastante largo y que además, si uno se pone a considerar, está de alguna forma condicionando el desarrollo de la ciudad por el tema energético", señaló insistiendo en aglutinar falazmente los derechos y las obligaciones.

En medio de la mezcla de derechos, empresas y organismo públicos, Zubillaga se refirió a la "propiedad" de las instituciones, otra vez forzando ideológicamente las definiciones.  "Por otro lado, tampoco hay que olvidar que la Usina somos todos dueños los vecinos, por eso somos socios de la Usina, más aquellos que todavía pagamos la cuota capital que se nos impuso alguna vez. A lo que voy es que es responsabilidad de los vecinos poder seguir y controlar esto y exigir porque a fin de cuentas es una empresa nuestra, no tiene dueño, así que también es importante remarcar y esto es lo que nosotros también intentamos llevar a la sala (ya te digo, más allá que después se diluyó con unas cuestiones políticas y demás que auguran un 2025 en que todos los temas van a ser partidizados, porque ya no es política, sino son de partidos)", dijo agregando una tercera confusión sobre la política y los partidos políticos: aunque aparentemente no lo sepa (o admita), el concejal estaba dando declaraciones político partidarias sobre la postura de Nueva Necochea al respecto de este tema.

El tiro en el pie

Aunque plagado de confusiones en declaraciones de sólo tres minutos, el concejal siguió insistiendo en un mensaje de "antipolítica" al declarar que no hubo consideraciones técnicas sobre el problema sino políticas, como si los concejales no tuvieran que considerar cuestiones políticas en un poder público en el que se debate política como es el Concejo Deliberante...

"Fue aprobado por unanimidad por más que hubo consideraciones que no fueron técnicas, totalmente fueron cuestiones políticas", dijo. Luego, como ha sido en cada caso en el que la desidia en la resolusión de temas de a ciudad ha llegado a un extremo (Casino, Basura, Alumbrado, colectivos etc) que prácticamente obliga a aceptar cualquier vía de solución que se presenta, Zubillaga señaló que si la Usina no acepta el acuerdo sería como "pegarse un tiro en el pie".

"Si el Consejo de Administración no llegara a aprobar el acuerdo que para colmo ellos mismos propusieron, sería la verdad pegarse un tiro en el pie de nosotros como vecinos, quedarnos sin un servicio como la Usina con todo lo que conlleva no solamente como un servicio sino lo que es nuestra comunidad donde hay 200 y pico de empleados", sostuvo.

A pesar que las declaraciones mostrando una completa falta de preparación cívica (que en política es una cuestión técnica) de trasfondo lo que hay son declaraciones políticas del concejal (aunque lo desestime) tratando de enmarcar en un discurso oficialista triunfalista algo que sólo tiene una solución: que el municipio pague lo que adeuda por el consumo eléctrico, algo que el Consejo de Administración de la Usina ha dejado en claro que es la condición indispensable para sellar un nuevo acuerdo... algo que entiende cualquier empresario sin tantas confusiones como las del concejal.

Otras Noticias