Bresh en Córdoba y Mar del Plata: El problema no es la fiesta sino la Muni
La polémica que levantó entre los vecinos la intención de la Municipalidad de autorizar una fiesta multitudinaria en la cancha de fútbol que el club Villa Díaz Vélez tiene por concesión en el Parque Miguel Lillo está dando qué hablar y está llegando al punto de que podría ser suspendida si se da curso a un amparo judicial que organizaciones ambientalistas están estudiando frente a lo que consideran un nuevo atropello del gobierno municipal.
Desde las organizaciones han aclarado, como si hiciera falta, que el problema no es la celebración de una fiesta del tipo que se propone (BRESH), sino que la locación elegida sea el Parque Miguel Lillo, lo que genera no sólo preocupación por el daño que sufriría el arbolado sino también muchas quejas por los ruidos molestos que vienen sufriendo vecinos del barrio desde hace meses, tiempo en el que el club ha ido subiendo el nivel de las convocatorias a eventos varios en su salón de usos múltiples (SUM) al punto de cruzar el límite de promover ahora una fiesta multitudinaria.
Y la celebración de una fiesta, "la fiesta más linda del mundo" como se promueve por su carácter de apertura a todas las tendencias de la juventud sin rasgos restrictivos ni limitaciones por vestimenta, no representa ningún problema en tanto no afecte el ordenamiento urbano y los usos del parque y las concesiones: el atractivo que puede representar la fiesta atraería visitantes sobre el final de la temporada es innegable y deseable, sin embargo opera en Necochea la impericia de las autoridades para llevar adelante la tarea, causando revuelo y molestias varias.
El problema es la locación, no la fiesta
En primer término vale aclarar que las fiestas Bresh se están realizando en diferentes partes del mundo y de nuestro país sin mayores inconvenientes, dado que las gestiones para realizarla tienen otra prolijidad que en Necochea estaría completamente ausente. Para mañana sábado, por ejemplo, se plantea una de estas fiestas en el complejo de mar Mute, en las playas de Mar Del Plata.
Para el 25 de febrero (día que también se plantea hacer el evento en Necochea) hay una fecha en Córdoba, en el patio del Centro de Eventos Forja (Córdoba Capital), con una entrada a la mitad de precio de la que se ofrece en Necochea. Ambas fechas se anuncian en la portada de la página oficial de la fiesta. La misma página web ofrece además otras fechas en Barcelona (España), Cali (Colombia) y hasta Nueva York (EE.UU.)
Sin embargo el capítulo de Necochea, cuando falta poco más de una semana para el evento, no se promociona en la portada del sitio web, aunque sí se conoce el precio de preventa de entradas, que alcanza los 3500 pesos. Las razones por las que el evento no se promueve abiertamente en la portada del sitio (en rigor la cara de la organización del evento al público) no se conocen, aunque podrían tener que ver con la falta de garantías que otorga el estado municipal para que se realice la fiesta.
Es que el lugar elegido es un inconveniente serio: vecinos y ambientalistas rechazan la locación por diferentes motivos, vinculados a los ruidos y al uso indebido de una concesión, que fue habilitada para la práctica de deportes y no para la realización de eventos, sin importar realmente la naturaleza de esta fiesta (u otras similares) en particular.
Amparo latente
El antecedente del club elegido no ayuda: el año pasado la Justicia dio lugar a un amparo elevado por los vecinos para detener la instalación de canchas de tenis en terrenos del Vivero Municipal que la Municipalidad había dado en una suerte de canje inédito al club, sin modificar los pliegos de concesión, violando abiertamente los procedimientos, inventando figuras legales como "cesión en concesión" y, en definitiva, entregando terrenos para un proyecto del que no había más que una serie de presentaciones en render (sin estudio de impacto ambiental ni proyecto formal presentado).
La iniciativa fue impulsada por el presidente del Concejo Deliberante de Necochea, Guillermo Sánchez, quien facilitó toda la cuestión y ha sido parte de la dirigencia del club como socio y amigo. Esta semana el concejal, lejos de responsabilizarse por la suma de irregularidades en el proceso, eligió señalar a los vecinos como culpables no sólo de que el proyecto no avanzara, sino también de otras cosas que son enteramente responsabilidad de las autoridades, como la educación y la seguridad, en una voltereta discursiva digna del abogado "Nivel Dios" muy conocido en Youtube.
Para el caso de la Bresh el problema es parecido: la concesión municipal otorgada al club no preve bajo ningún punto de vista la celebración de eventos masivos de esta naturaleza en el campo de juego que el municipio concede a la institución para practicar deportes. Si bien en el SUM del club se realizan eventos periódicamente, el subalquiler de la cancha de fútbol para fiestas no está incluído en el pliego y el amparo judicial que trabaja por los vecinos y ambientalistas tiene grandes posibilidades de avanzar, por lo que la organización del evento (aunque sigue vendiendo las entradas) todavía no tiene ninguna certeza de que se pueda llevar adelante.
Y al igual que para las canchas de tenis, el problema no es la iniciativa o la voluntad de promover una fiesta o un deporte, sino los procedimientos y las formas que usan las autoridades para forzar los usos de un espacio que está destinado a otra cosa y cuyo cuidado y protección debiera ser prioridad para las autoridades. En el caso del club Villa Díaz Vélez, la vinculación con el presidente del Concejo Deliberante más que una ayuda ha sido un inconveniente, dadas las desprolijidades e irregularidades en las que se incurrió interpretando que la autoridad política por sí misma bastaría para forzar las normas a gusto y placer.
Como con la cancha de hockey
En el fondo, todo el entuerto recuerda al episodio de la cancha de Hockey que el gobierno interino de José Luis Vidal quiso instalar en el predio de 10 y 123 del parque Miguel Lillo. En aquella ocasión un gobierno muy debilitado y con imposibilidad de hacer mantenimiento diario de calles (se recibieron 4 millones de pesos para entoscar calles de Quequén que se diluyeron en pagos de gastos corrientes) estaba apremiado por denuncias penales contra el intendente y varios funcionarios por el robo de arena en diferentes puntos de la ciudad.
La respuesta de uno de los funcionarios molestos con la denuncia fue promover la instalación de la cancha en el parque, llegando incluso a mandar una topadora que fue detenida por la vecina Celia Canales (una señora mayor) poniendo el cuerpo. La iniciativa además puso a vecinos contra vecinos, generando un revuelo que enfrentaba a ambiuentalistas con amantes del hockey. El conflicto finalmente se resolvió cuando asumió el ex intendente Facundo López, quien en el primer año de gestión restauró el polideportivo municipal y colocó en ese lugar la cancha de la polémica.
Para el caso de Villa Díaz Vélez y las canchas de tenis, la gestión Rojas parece haber tenido la misma reacción cuasi infantil de promover una iniciativa en un lugar conflictivo como una suerte de desquite por el amparo del año pasado. En el medio, es la misma Comuna la que a través de sus medios de comunicación fogonea el conflicto, catalogando como "Necochea del No" a vecinos y ambientalistas, casi llamando al escarnio y la confrontación a los interesados en participar de la fiesta, acusando a quienes piden que se hagan las cosas de manera adecuada como si fueran los responsables de los inconvenientes.
Está claro que para el año electoral la gestión Rojas busca alimentar los conceptos como el de la "necochea del no" porque no encuentra un rivales políticos sobre los que apoyarse para echar culpas dado que aún no se conocen más candidatos que el propio intendente. La estrategia, demás, no es para nada original: declaraciones como "la máquina de impedir" de Menem o el más común y anónimo "no dejan gobernar" comienzan a ser parte del ideario de Nueva Necochea, que se sostiene de propaganda y buscará sostener su campaña lanzando a cuentagotas una serie reducida de obras atrasadas (CAPS Playa, asfalto de 5 cuadras de avenida 58, más luces y pintura) para buscar su reelección mientras señala a grupos de vecinos por sus propios fallos.