Necochea, ciudad de incendios: ¿Está preparada para prevenirlos o sofocarlos?

miércoles, 30 de agosto de 2023 · 11:42

El incendio en el estacionamiento subterráneo de la Gran Galería Central el último fin de semana puso de relieve varias consideraciones entre la población necochense. Una de ellas es la suerte en común de los edificios históricos de la ciudad, que terminan consumidos por las llamas –en mayor o menor medida– cuando su estado comienza a abrazar el concepto de “ruinoso”.

Otra es si la ciudad está preparada para prevenir los incendios que se suceden cada vez más a menudo. O bien, si hay infraestructura para sofocar los focos una vez en proceso.

Las llamas en la Galería dejaron expuesto un problema no menor que fue pasado por alto dada la gravedad simbólica de lo que estaba sucediendo. El cuerpo de Bomberos de la ciudad de Necochea tuvo que recibir apoyo de sus pares zonales de Quequén y La Dulce, además de Prefectura Naval Argentina, para hacerle frente a las llamas que consumieron el estacionamiento del emblemático edificio. De no haberse podido contar con este apoyo, las consecuencias a lamentar hubiesen sido mucho mayores.

Este dato genera alarma. Más si se tiene en cuenta el historial de fuegos que registra la ciudad, entre edificios históricos, predios municipales y, lo más importante, el Parque Miguel Lillo, con un cuerpo de Bomberos a la vista desprovisto para atender emergencias cuya presunta magnitud lo supera ámpliamente. Claro que la culpa no es de la institución, sino de los organismos existentes cuya tarea es dotar de herramientas y recursos a los efectivos para que puedan prestar servicio como corresponde y estar a la altura de la contingencia.

A principios de agosto, un aparente ritual religioso terminó de manera accidentada y desató un incendio de importantes proporciones en el Parque Miguel Lillo. Personal de Bomberos, con apoyo de Defensa Civil y Guardaparques lograron controlar las llamas tras un intenso trabajo.

Medios oficiales realzaron la tarea de los efectivos municipales. Sin embargo detrás de la propaganda lanzada se escondía una realidad pavorosa: los recursos de los Bomberos locales no están alcanzando para contrarrestar los problemas cotidianos que deben enfrentar. Como si las provisiones para el destacamento fuesen más acordes a una pequeña población del interior del distrito que para una ciudad intermedia que ronda los 100.000 habitantes.

Las devastadoras consecuencias del incendio intencional del Auditorio del Complejo Casino, ocurrido en agosto de 2020, también requirieron apoyo zonal para nuestros heroicos bomberos, dato que pasó desapercibido debido a la ansiosa intención de venta que intentó promover el gobierno municipal cuando no habían pasado ni 24 horas del siniestro y que el tiempo diluyó en una nada que es habitual cuando se trata de gestión real de gobierno.

En julio de 2021 otra vez los Bomberos se vieron expuestos con el incendio –también intencional– y la posterior explosión de más de 30 vehículos en el predio de Tránsito.

La magnitud del problema requirió varias dotaciones para controlar la intensidad de las llamas. Aquella madrugada se vivieron horas de mucha tensión, dado el riesgo que revestía aquel suceso, que incluía las explosiones de los tanques de G.N.C de los vehículos secuestrados. Afortunadamente, el profesionalismo de los efectivos prevaleció y se pudo superar el escollo. No obstante, otra vez de manifiesto la acotada capacidad operativa producto de la falta de provisiones.

Ahora, al enumerar los últimos casos de magnitud registrados en Necochea en no más de 3 años, surge la incógnita: ¿La ciudad está preparada para prevenir o sofocar los incendios que se suceden? Y a continuación, surge un razonamiento lógico: si desde el Municipio sostienen que todos estos incendios son intencionales, ¿Se está pensando en alguna política de prevención o gestión de recursos para que el Cuerpo de Bomberos de Necochea pueda estar a la altura de las circunstancias cada vez más cotidianas? Cabe destacar que, más allá del eventual negocio que pueda propiciarse a través del siniestro, en el medio hay vidas humanas y bienes materiales cuyos damnificados sufren las devastadoras consecuencias que trae aparejada su pérdida.

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