La vereda hacia el Muelle de Los Pescadores, la olvidada promesa de Arturo Rojas que derivó en un regalo para un amigo de la gestión

jueves, 22 de junio de 2023 · 11:24

Agobiado por no conseguir concretar ninguna obra de infraestructura real, en agosto de 2022, el gobierno de Arturo Rojas intentó tirar uno de sus chasquibunes mediáticos para tomar un poco de aire fresco y descansar de las, cada vez más, frecuentes críticas a su política de transformar Necochea solo en el plano ficticio.

Es que la idea del equipo de propaganda del intendente no ha sido otra que anunciar obras irrealizables para el Ejecutivo y pretender que los vecinos estén contentos con una Necochea que avanza pero solo en las gacetillas de prensa del Municipio, dado que, al caminar por las calles, la realidad disuelve el discurso.

En esa línea, poco menos de un año atrás, el Ejecutivo anunció la construcción de una vereda en avenida 2, en el tramo que va de calle 117, en la zona del Complejo Kabryl, hasta el Muelle de los Pescadores. Incluso envió a personal municipal a “generar un espacio de 2,5 a 3 metros de anchura para que se pueda construir una futura vereda”. Para tal fin podaron y desmalezaron un tramo del Parque Miguel Lillo, que permitiera avanzar con la obra.

Agrupaciones ambientalistas dedicadas a la preservación del Parque monitorearon el proyecto y dieron luz verde a la intervención de ese sector, ya que no contemplaba una construcción que fuese agresiva con el ecosistema. Sin objeciones, estaba todo dado para que la gestión municipal se anotara “un poroto” después de casi tres años de siesta. Esta vez, Nueva Necochea no podía excusarse en la mentira de la “Necochea del No”.

Prendidas las chimeneas de la industria propagandística instalada en el área de Prensa de la Municipalidad, circularon fotos y gacetillas en las que se mostraban el comienzo de los trabajos y se daban detalles de la obra. Todo marchaba sobre ruedas.

Sin embargo, como suele suceder con la gestión de Rojas, el paso del tiempo disuelve toda ilusión. Y, como era de esperarse, la promesa fue cayendo al olvido. El “futuro sector turístico que pretende transformase también en un nuevo atractivo para los turistas que visitan Necochea y para los mismos vecinos, quienes podrán utilizar este camino para practicar deportes o realizar sus caminatas diarias" (así lo enaltecían desde el área de Propaganda) terminó volviendo a foja cero.

Aquel raleo realizado en el Parque Miguel Lillo y la rotura de algunos sectores “para poder avanzar con la obra” terminaron siendo la evidencia de la desidia. Los meses pasaron, la temporada de verano también, y el sendero nunca llegó. Las gacetillas dejaron de enviarse y los medios afines enterraron el tema.

Para poner en contexto, por aquellos días el intendente estaba empezando a sepultar el megalomaníaco anuncio de la obra de la “calle 0”, cuyo premio consuelo para los necochenses fue la construcción del cartel “Necochea” instalado en Sotavento y su homólogo en Quequén. Pese a que el ex Secretario de Obras Públicas, Ricardo Carrera, decía que “el Municipio puede absorber los costos”, la obra nunca llegó.

No obstante, este combo de anuncios sirvió para hablar de “la puesta en valor del Frente Costero” -obra imperiosa para el futuro de la ciudad- que, en este caso, tan solo consistió en el revoleo de concesiones a los amigos de la gestión. El hecho más escandaloso fue el regalo que recibió José “Cholo” Servat, quien montó un bar en el Parador Integrador para personas discapacitadas de Avenida 2 y Neptuno a cambio de un irrisorio canon.

En paralelo, los prestadores turísticos criticaban febrilmente al intendente por su decisión de dar de baja el ENTUR y transformarlo en una Secretaría de Turismo, que no para de hacer agua en la materia. Evidencia de esto fue el último fin de semana largo, en el que la actividad turística dio sus rindes en todo el país pero no en Necochea.

Resulta, cuanto menos, risueño que ningún funcionario en particular salió a poner su nombre al anuncio de la vereda en avenida 2. El textual citado más arriba se publicó sin especificar de quién salió. Quizás ese detalle, que a priori no tendría mayor importancia, estaba anticipando el destino de la obra. Algo que es habitual en esta gestión municipal, que emplea retórica básica de abogado en su proceder discursivo.

Otro anuncio llamativo, satélite de los anteriormente mencionados, fue el “parque de diversiones” que se instalaría frente al Lago de los Cisnes. Aquello que se publicitó como un parque de suma importancia no fue más que una feria ambulante que al finalizar la temporada desmontó los juegos y se retiró de la ciudad, pero que conservó la concesión del espacio que, se sospecha, podría terminar transformándose en una playa de estacionamiento.

La política proselitista de Arturo Rojas basada en lanzar anuncios y apelar a que el olvido ciudadano no le haga rendir cuentas está erosionando su propia imagen. No sería descabellado que miren con suma preocupación las encuestas realizadas por consultoras externas, que demuestran una sensación de descontento por parte de la población de entre 18 y 55 años.

El área de Propaganda del intendente copia modelos discursivos y publicitarios que ya están agotados a nivel nacional y que resultan anacrónicos al sistema de pensamiento del electorado en 2023. Es así que su accionar mediático resulta previsible y su efecto inmediato en la población es la indignación, ya que camina por las calles y observa las deficiencias en la infraestructura de la ciudad, que, lógicamente, no se soluciona con gacetillas de prensa.

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