Escenarios malditos: Piden renuncia del subsecretario de Comunicación Alejandro Silva por irregularidades en el Aniversario de Necochea
El masivo show que brindó el trapero FMK en el cierre de los festejos por el 141 aniversario de Necochea, presentado por la propaganda como un éxito de gestión del intendente en materia de cultura y turismo, aportó una fiesta en la ciudad como no se veía desde antes de la Pandemia, cuando festejos en el parque con la presentación de Las Pastillas del Abuelo o Los Pericos llenaron el Jardín Francés en el Parque Miguel Lillo.
Como todo show gratuito que presenta el gobierno (que aunque la municipalidad evitó mencionar fue el que pagó por las contrataciones de los artistas), el acompañamiento masivo fue replicado por la prensa municipal y su aparato de campaña luego de estar varias semanas centrando su agenda en los shows.
Por detrás de la propaganda oficial, el desarrollo de los festejos por el 141 aniversario de la fundación de Necochea mostró una cantidad de desarreglos propios de una gestión deficiente que no supo estar a la altura de las circunstancias, con la Subsecretaría de Comunicación y Relaciones Institucionales a cargo de Alejandro Silva como principal responsable.
Es que el "empresario de medios" devenido en subsecretario municipal de la gestión de Arturo Rojas, reconocido en el ámbito por algunos maltratos a periodistas locales y medios que considera "enemigos", estuvo al frente de la preparación de un evento que estuvo plagado de accidentes y errores que seguramente tendrán un costo para el erario público.
En principio, el gasto realizado en el evento salió de la proporción para un distrito que no tiene sábanas en el hospital y conoce frecuentes denuncias de falta de insumos y personal que la prensa municipal tapa con comunicados de dudosa veracidad y de exagerada difusión.
Sólo para el escenario principal, sonido y luces (sin contar la contratación de los artistas) la municipalidad destinó 6 millones de pesos activando de inmediato las sospechas de la existencia de sobreprecios en los contratos, algo que ya se vió en el festival infantil este verano, donde el presupuesto destinaba 1 millón de pesos y se libraron órdenes de pago por 3,8 millones solo para luces y sonido.
Tal fue el gasto para el evento de aniversario que incluso se instaló un letrero de hormigón con el hashtag #NECO en un sector de la plaza para justificar el pago a una constructora vinculada a otro funcionario que quería poder capturar parte del flujo de recursos destinados a los festejos.
Además de los gastos, cuyo monto total supera esa cifra, el accidente de un empleado (que fue contratado especialmente para el evento) comenzó a dar la pauta del servicio que pagó la Comuna. Algunos testigos ocasionales relataron en las redes sociales que se pudieron ver a los encargados del armado del escenario moverse sin los elementos de seguridad adecuados, con el obvio resultado.
Sumándose a eso, un error garrafal al realizar una conexión eléctrica terminó con la mitad de los equipos de sonido dañados y buena parte de las luces de todo el evento quemadas.
Semejante desprolijidad en las tareas provocó cruces entre los funcionarios que casi termina a las trompadas en el despacho del intendente. El propio intendente tuvo que oficiar de mediador cuando los reclamos sobre los responsables elevaron el tono. Una vez más, en el Ejecutivo se mostraron más preocupados por detectar las filtraciones sobre sus errores que por subsanarlos y, sobre todo, hacer buen uso de los recursos municipales que deben administrar. En el trasfondo, los funcionarios responsables del evento fraguaron contratos millonarios con contratistas amigos, algo que ya está siendo investigado en el Concejo Deliberante y pronto daría lugar a una presentación judicial solicitando una investigación de lo acontecido.
La seguidilla de errores no sólo mermó en parte la calidad del evento, sino que podría representar un gasto extra para la Comuna, que ya de por sí invirtió muchos millones en el evento, con la esperanza de volverlo a fuerza de propaganda toda una muestra de gestión eficiente para la campaña reelectoral del intendente.
El acto protocolar
Los inconvenientes en el sonido tuvieron evidentes consecuencias: el acto protocolar, que debía contar con un sistema de sonido aparte especialmente contratado según la licitación privada del evento (Nº 46/2022), no recibió el servicio estipulado en el pliego.
Según el presupuesto emitido, el desfile protocolar debía contar con varias postas con parlantes con sub low, enlace con el escenario principal y retornos para el escenario. Sin embargo, en la tarima del palco oficial no hubo nada de eso y todo el desfile contó con el sonido básico que partía de las dos cajas instaladas. Se calculaba la instalación de un sistema a lo largo de al menos 200 metros que nunca se produjo.
Como anécdota que suma a la serie de desprolijidades, el contingente de 120 militares que llegaron para desfilar desde localidades vecinas como Balcarce y Tres Arroyos sufrieron cierto destrato por parte de las autoridades. Mientras tocaba la banda militar un animal atacó a uno de los músicos provocando daños en algunos instrumentos y como desde el palco oficial no prestaron atención a lo sucedido ni dieron respuestas por el episodio, la banda dejó de tocar antes que terminara el desfile de instituciones y se retiró del lugar.
Quejas de periodistas excluídos
Como muestra de la política cerrada y propagandística a la que apela la Subsecretaría de Comunicación municipal, la Comuna impidió que algunos periodistas locales cubrieran el evento. Al menos dos periodistas, uno de radio y una fotógrafa, fueron excluídos del evento sin mayores explicaciones. Por supuesto, ni Cuatro Vientos ni varios medios "no oficialistas" fueron incluídos en las invitaciones a cubrir el evento.
Los periodistas hicieron saber su descontento en las redes sociales, incluso llegando a pedir la renuncia de Silva, quien sigue cosechando antipatías en el ámbito de medios de comunicación de la ciudad.
Recientemente, el funcionario fue acusado de destratos varios por parte de colegas de una radio de la ciudad, sumándose a una lista de peleas que el funcionario viene acumulando.
Es sabido que la Comuna censura diariamente a periodistas a través de una suerte de "extorsión" con el pago de pautas publicitarias y que suele lanzar ataques de trolls y militantes contra las publicaciones que considera críticas en las redes sociales, ejerciendo un intento constante manipulación de la opinión pública de espaldas a la gente.
Cuatro Vientos, como único medio independiente de la ciudad, viene denunciando esas prácticas por atacar directamente a la transparencia necesaria en cualquier sistema democrático. El intendente Rojas considera central para su gestión esta forma de comunicación y mantiene así una campaña proselitista permanente.
Desde el nombramiento de Silva a cargo de la subsecretaría, que fue creada a su medida habilitándose a sí mismo pautas publicitarias a sus propios medios armados para la campaña, hay un listado de periodistas que han sido considerados "enemigos" de la gestión por elevar una voz crítica que rompería con el armado propagandístico (y para nada institucional) que ha hecho el funcionario con movimientos nunca antes vistos en la historia de la ciudad. Portales como Cuatro Vientos, La Nueva Comuna o Diario Necochea reciben permanentemente ataques de usuarios anónimos que tratan de aislar las voces críticas e instalar un consenso sobre el apoyo al intendente que en la calle no es tal.
El sistema de propaganda de Arturo Rojas que comanda Silva y su socios, es uno de los mayores puntos negros de la gestión Rojas y, a la vez, el ariete mediático que usa la gestión para amenazar a periodistas, lanzar operaciones de prensa y ataques a opositores. Alimentada su percepción de impunidad, el intendente negó numerosos escándalos públicos tratando de taparlos con la propaganda, algo que no ha dado mayores resultados, sobre todo si se analizan los verdaderos "malabares" que tuvo que hacer Rojas para levantar el estrepitoso fracaso en las PASO de 2021, que mostraron a las claras cuál es el apoyo real que tiene el intendente a pesar de su impostura de estado de campaña permanente.
