Acoso y sextorsión: Denuncian a un grupo de hombres que comparte fotos íntimas de más de 20 mujeres de Necochea
Un nuevo foco de violencia digital emerge en Necochea, entre las sombras que acechan en el ciberespacio. Un grupo de valientes mujeres, jóvenes, se encuentra en el ojo de un huracán digital, desatado por una serie de acosos sistemáticos y coordinados a través de las redes sociales. Este fenómeno no es nuevo, pero su persistencia y evolución requieren de una mirada profunda y crítica sobre las dinámicas de género, la privacidad y la seguridad en el ámbito digital.
Hace al menos dos semanas, una ola de sextorsión y acoso digital viene afectando a más de veinte mujeres de nuestra ciudad. Estos actos, lejos de ser aislados, forman parte de una tendencia creciente que pone en jaque los pilares básicos de la dignidad y los derechos humanos. La valentía de una de las afectadas, Bethania, sirve de catalizador para que muchas otras levanten la voz, buscando justicia y reparación ante lo que constituye una clara violación de su intimidad y su ser.
En un testimonio compartido a través de las redes sociales, Bethania desgrana la cruda realidad a la que se enfrentan ella y sus compañeras. La sistematicidad del acoso, perpetrado por hombres de distintas edades de Necochea y Mar del Plata, revela una red organizada cuyo propósito parece ser la humillación y el sometimiento. La distribución de fotografías íntimas sin consentimiento, obtenidas mediante hackeos, engaños o abusos de confianza, se convierte en el arma predilecta de estos agresores, quienes no dudan en extorsionar a sus víctimas a cambio de dinero o más material comprometedor.
En un video que compartió Bethania en sus redes sociales afirma que “hace más de dos semanas que muchas chicas de acá, de Necochea, estamos pasando por una situación horrible en la cual estamos sufriendo acosos a través de WhatsApp, Instagram, Facebook, Telegram, de un grupo de hombres, de esta ciudad, hombres si se les puede llamar, que se están tomando el trabajo de compartir fotos íntimas de muchas chicas de acá de Necochea, incluso de chicas menores de edad. Imagínense la gravedad del asunto”.
Bethania es una de las acosadas y también de las denunciantes: “Están haciendo algo que, claramente, es ilegal. En mi caso compartiendo fotos íntimas que en su momento le compartí a una pareja. No hay mucho que decir de esa persona”.
También se ven afectadas “muchas chicas que venden contenido otras que no, fotos íntimas que no saben cómo las consiguieron, si fueron hackeadas o qué fue lo que pasó”, afirmó.
Y aseguró que “estamos recibiendo un acoso enorme, porque están compartiendo a cualquier persona. O sea, son perfiles truchos en Instagram, le hablan a cualquier persona y le pasan ´tenemos contenido de tal, tal, tal, tal chica, unite a este grupo´; nos extorsionaron pidiendo plata, obviamente ninguna va a pagar un peso. La verdad es que es algo horrible, no se lo deseo a nadie”.
El acoso y la sextorsión son formas de violencia de género digital, que consisten en el hostigamiento, la amenaza y la extorsión a mujeres y niñas a través de medios tecnológicos, como las redes sociales, las aplicaciones de mensajería o los servicios de almacenamiento en la nube. Los agresores suelen obtener las imágenes íntimas de las víctimas mediante el hackeo de sus dispositivos, el robo de sus contraseñas, el engaño o la confianza. Luego, las utilizan para chantajearlas, pedirles dinero, más material sexual o favores sexuales, o para difundirlas sin su consentimiento, causándoles daños psicológicos, emocionales y sociales.
Este escenario es particularmente alarmante cuando se tiene en cuenta el perfil de los agresores y las plataformas utilizadas para perpetrar estos delitos. Grupos de Telegram, con cientos de miembros incluyendo reclusos de distintos penales, se convierten en los escenarios donde estas mujeres son expuestas y humilladas. La participación de hombres jóvenes y adultos en estos actos resalta una problemática profunda en nuestra sociedad: la cosificación de la mujer y la percepción de la violencia de género digital como una forma de entretenimiento o poder.
En el video, Bethania sostuvo que “no le di entidad al tema, pero me afectó un montón igual” y apuntó que “entiendo que las chicas no están haciendo nada malo, son fotos privadas que nos hemos sacado por sentirnos lindas, por pasárselas a una pareja”.
“La verdad es que es horrible que estén haciendo algo así, muchos de los hombres que están en ese grupo los conozco. Son amigos, conocidos… de mi parte y de parte de las chicas, me encantaría que en algún momento de su vida tengan algo más interesante que hacer”, dijo.
“Tienen muchísimo tiempo al pedo y lo que son, realmente, son todos unos pajeros. El nivel de estupidez que llegaron. Pasaron todas las barreras, me parecen totalmente unos desubicados, malas personas, tienen cero empatía. No entienden que atrás de esas fotos; que ustedes, son unos pajeros, se están pasando y compartiendo los perfiles de Instagram, encima; hay personas, hay mujeres que tienen familia, hijos, trabajos”, dijo la víctima.
Y agregó que “Si sos una de las chicas que está sufriendo este tipo de acoso o también estuvieron compartiendo tus fotos, te invito a que me escribas. Estamos todas tratando de acompañarnos las unas a las otras”.
El panorama es sombrío, pero no desprovisto de esperanza. La determinación de estas mujeres de enfrentar a sus agresores en el terreno legal abre una nueva frontera en la lucha contra la impunidad en el ciberespacio.
“Lo más triste es que tenemos todos los números de teléfonos de los que están compartiendo las fotos, los nombres, las caras, las fotos. Ojalá que todo esto les vuelva y que entiendan que no está bueno hacer algo así, que lo que lo que alguien hace en la intimidad es de esa persona, no es para que hagas un grupito con todos los pajeros de Necochea. No sé qué quieren lograr, no se cual es la idea del grupito, compartir por Instagram. No entiendo”, sostuvo.
Y concluyó: “Por otro lado decirles que ya estamos haciendo las denuncias así que ojalá les caiga todo el peso de la ley y sino que sea justicia social, y que todos los que les vean la cara después de que se empiecen a viralizar sus fotos, se encarguen de hacerles pasar el mal momento que nos están haciendo pasar a nosotras hace más de dos semanas”.
Estos casos muestran la necesidad de prevenir, denunciar y sancionar la violencia de género digital, que afecta a miles de mujeres y niñas en todo el país y el mundo. También evidencian la importancia de educar y concientizar sobre el uso responsable y seguro de las tecnologías, el respeto a la privacidad y la intimidad de las personas, y el ejercicio de la ciudadanía digital con perspectiva de género.