Alambrado del Campo Scout: "Era más barato cortar los caminos de las motos"

jueves, 22 de junio de 2023 · 19:44

La instalación de un alambrado perimetral con  alambre de cinco hilos alrededor de la concesión del Campo Scout en el Parque Miguel Lillo ha causado una negativa impresión entre grupos de vecinos que usan frecuentemente el lugar para hacer sus caminatas o entrenar.

Sucede que ante la incapacidad del municipio de establecer alguna clase de control efectiva sobre el tránsito de motos en el lugar, la recomendación oficial al concesionario fue que se de cumplimiento al convenio de concesión, se alambre el predio para deslindar responsabilidades y delimitar dónde corresponderá dar respuesta al municipio y dónde a los scouts.

La solución de abogado planteada por la Comuna no tuvo en cuenta los usos y prácticas habituales de la población, por lo que la "instalación boba" propuesta no hizo más que encender la animosidad de los vecinos, que odian abiertamente los alambrados en el parque. El alambrado, que partió de la incapacidad propia de la Comuna de dar alguna garantía de seguridad a los vecinos, termina haciendo que os scouts sean interpelados por los vecinos: después de todo, en los más de 20 años que los scouts llevan usando el espacio, nunca hizo falta alambrar el lugar y la delimitación parte de una clara intención del Ejecutivo de desentenderse del tema.

 

@tkjuanitotk

Lo hicieron de nuevo ??????

? Naturaleza - Sonidos del Bosque

En ese contexto es que la Asamblea por los Espacios Comunes está convocando para este domingo a las 15 horas una caminata por el sector recientemente alambrado con punto de partida en Avenida 10 y calle 147. La Asamblea de Espacios Comunes está compuesta por vecinos y organizaciones que comenzaron a agruparse cuando la misma gestión del intendente Rojas aplicó el mismo método de mandar a alambrar al club Villa del Parque en 2021. En aquella ocasión ni siquiera se informó oficialmente cuál era el plano de la concesión, por lo la delimitación se hizo de manera arbitraria a criterio del concesionario.

Al respecto de la situación, el arquitecto Ernesto Aleman, miembro de la Asociación Civil El Parque No Se Vende, redactó un texto que plantea el conflicto:

Esta semana se difundieron las fotos de un nuevo alambrado en el Parque, esta vez en el denominado Campo Scout, que fue cerrado en todo su perímetro en cumplimiento de lo acordado con el Municipio al renovarse por 20 años la concesión del lugar. 
Como hace un año, cuando el Club Villa del Parque  alambro el predio que tiene en concesión, la reacción indignada de los vecinos no se hizo esperar. Una vez más, vamos a discutir los alambrados. 

Nadie duda de las buenas intenciones de la Asociación Scout Argentina y su sostenido trabajo en el predio, como tampoco nadie dudaba de la promesa de los inversores de hacer un hotel sobre el médano que término siendo el  barrio privado más ilegal de la provincia. Es obvio que no se pueden comparar las dos situaciones, pero la mención a la mayor estafa que se realizó con el espacio público, sirve para dar contexto a la discusión. Sin irnos tan atrás en el tiempo, el año pasado el Intendente Rojas entregó por decreto la concesión de un edificio construido por la provincia para que se instale un bar. 

El espacio público en general, y el parque Miguel Lillo en particular, es un territorio en disputa, donde históricamente la ciudadanía cede su espacio a cambio de promesas que nunca se cristalizan. Es comprensible el enojo de los vecinos ante cada nuevo avasallamiento de lo que les pertenece.

El 40 por ciento del Parque ya está alambrado (considerando el Campo Cipriano, que forma parte de ese espacio público, y fue regalado por una suma irrisoria para los molinos eólicos). Las concesiones, que es el formato que se utiliza para entregar tierras, son privatizaciones de hecho. El estado cede tierras a 20 años, ampliables indefinidamente, con contratos públicos a los cuales es imposible acceder. 

Y prácticamente ninguna concesión vuelve a manos municipales, y si lo hace, es cuando ya está obsoleta o dejo de ser rentable. El estado municipal, en su rol de administrar los bienes comunes, cede el derecho de uso y explotación del espacio, a cambio de contraprestaciones, sea en dinero (canon) o servicios, brindadas por el concesionario. En la mayoría de los casos, estas contraprestaciones nunca suceden, son incomprobables o no tienen una relación entre el beneficio económico de la concesionario y el aporte al municipio (el ejemplo más claro  de esta inequidad es el Camping Miguel Lilio )

El principal recurso turístico de la ciudad, es la belleza natural de acceso público. Es un recurso frágil y finito, que en su explotación se destruye. No hay belleza en los alambrados, en los estacionamientos, en los postes y cables. No hay belleza en las medianeras ni en los contenedores.  Es paradigmático el Barrio Medanos en este sentido, desde su interior, los usurpadores no se ven detrás del alambrado, prolijamente camuflado entre plantas. Lo mismo sucede con el Camping Miguel Lillo, desde la calle ofrece la imagen de una instalación militar abandonada, en su interior un bucólico paisaje  de siempre verdes. Ya es tiempo de dejar de pensar a la naturaleza y su belleza como un recurso a explotar y pensarlo como un bien a preservar. Y como un bien escaso, que de seguir este ritmo de entrega, se agotara más temprano que tarde.

La razón de ser de la enorme inversión realizada para alambrar el Campo Scout es la seguridad (a 300 metros de la sede de la Policía Montada, en construcción hace mas de un año sin ningún tipo de planificación en el Vivero Municipal). No la de los bienes, porque 5 hilos de alambre no constituyen ninguna seguridad, sino de las personas. Los scouts alegan con razón, que el predio es constantemente invadido por motos que ponen en peligro a los niños, argumentos muy similares a los usados por el Club Villa del Parque.  

Medios locales levantaron la noticia

Esto deja en evidencia la incapacidad del municipio de controlar el territorio. No puede controlar las motos en la avenida costanera, menos podrá hacerlo en medio del Parque. Descarga así su responsabilidad en el concesionario, que a pulmón hace lo que puede y se enfrenta con los vecinos que lo cuestionan. Y no es que el estado sea ineficiente, hemos tenido mejores administraciones, es que esta gestión municipal no tiene ningún interés en ocuparse del parque. Más allá del excelente trabajo que realizan los Guardaparques, no cuentan con recursos para controlar el lugar.  Y sobre todo, no hay un plan de manejo y gestión que ordene las acciones. 

Precisamente, el plan es que no haya plan. Y en esta ausencia de rumbo, todo es posible según los intereses de turno  y las apetencias de los amigos. Es posible realizar una fiesta masiva en un Club concesionado para otro fin, es posible instalar dependencias policiales o inversiones fabulosas en canchas de tenis.  Como muestra, hay que señalar que cada gestión, modifica el organigrama municipal para poner el cuidado del parque bajo la órbita que le convenga. Ya lo vimos el año pasado, la secretaria de Obras Públicas fue la que corto leña verde con la excusa de un raleo.

Este nuevo conflicto por el alambrado,  no solo revela el desinterés (o intereses ocultos) del Intendente por el parque, sino también su falta de inteligencia en la gestión de los recursos (ese alambrado pagado por los scouts, es propiedad del municipio). Era más barato cortar los caminos de las motos.

Y toda esta discusión, será reducida por todo el aparato de medios de comunicación  municipales al repetido  slogan de la ciudad del No. En su negación de la política como herramienta de trasformación, en la encerrona de creerse las mentiras gritadas por sus periodistas, se alejan cada vez más de la ciudad, y no ven lo que están construyendo les ciudadanes.

Sin una participación real de los vecinos en las decisiones sobre el Parque, toda intervención que pretendan realizar será conflictiva. 

Ya es tiempo de que se den cuenta de eso, con las canchas de Tenis no pudieron, y con el Casino tampoco. 

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