A pesar de las habilitaciones provisorias, la Bresh podría costarle la concesión a Villa Díaz Vélez

sábado, 25 de febrero de 2023 · 00:15

De nada parecen haber servido ni las quejas de los vecinos por los ruidos molestos (algo que se convertirá en un problema mayor en el futuro); ni las observancias de los ambientalistas sobre los usos del parque; ni el total rechazo de la ONG conservacionista del Parque Miguel Lillo; ni las recomendaciones de apego a la ley de parte del arco político local: la fiesta Bresh se encamina a su realización concretando un negocio millonario que, se sospecha, representa intereses económicos directos para diferentes actores dentro de la Comuna.

Sucede que ya es de público conocimiento que la cesión del espacio que la Escuela de Deportes Villa Díaz Vélez tiene en el Parque Miguel Lillo a la altura de avenida 10 y calle 127 fue obtenida para la práctica de deportes y la construcción de un espacio polideportivo. Esa cesión, que data del año 1994 duró unos 20 años hasta que en 2014 el contrato de concesión dispuso con pelos y señales que se daba el predio por 15 años más y otros 5 años opcionales.

Es en ese contrato del 2014 que se especifica claramente que la escuela de deportes no podrá cambiar de ninguna manera el uso para el que fue entregada la concesión y que, de incurrir en un incumplimiento, el club podría perder la concesión.

Este panorama está siendo revisado por las agrupaciones proteccionistas del parque, dado que el incumplimiento grave de instalar una fiesta multitudinaria en una concesión que fue habilitada solo para la práctica deportiva sienta un peligroso antecedente que en el futuro podría habilitar nuevos corrimientos de los usos de todas las concesiones, no sólo de la del club.

Es decir, con el criterio de habilitar un evento de esta naturaleza a pesar de las evidentes irregularidades, en el futuro otras concesiones podrían empezar a pedir excepciones desvirtuando completamente todo el sistema, ya de por sí cuestionado: las concesiones otorgadas no sólo no generan beneficios reales para la Comuna sino que han limitado el acceso de los vecinos a casi el 40% del territorio del parque, que fue cercado por concesionarios que se comportan como si fueran los dueños del lugar e incluso se permiten usos sin permiso legitimados otorgados por funcionarios afines que no tienen reparos en saltearse el cumplimiento de las normas vigentes.

Es en ese contexto de excepción ilegítima para el club, a pesar de lo que disponga el intendente y su equipo con una mirada más política que jurídica, que el tema podría terminar en el quite de la concesión, sobre todo teniendo en cuenta la irritación masiva que ha generado el emprendimiento por un lado y los antecedentes que arrastra el club en su pasado cercano: envalentonado por el poder político, el concejal Guillermo Sánchez, miembro del club y ex dirigente del mismo, intentó el año pasado regalar a la escuela de deportes importantes terrenos del Vivero Municipal en una entrega que fue detenida por la Justicia a raíz de una denuncia de los vecinos.

Ahora el nuevo intento, que probablemente se termine concretando y por el cual el intendente movió cielo y tierra para llegar a su culminación, pone en riesgo toda la concesión y cabe la pregunta: ¿están de acuerdo los socios del club en la realización de eventos masivos para favorecer el negocio de personajes vinculados a la política? ¿Acaso las cientos de familias que llevan a sus hijos a practicar deportes en el club están dispuestas a arriesgar todo lo conseguido durante largos años de participación por un negocio circunstancial? ¿Avalan las familias participantes esta clase de movimientos que están expuestos frente a toda la ciudadanía causando mucha antipatía y malestar entre los vecinos?

Teniendo en cuenta que la fiesta tiene fama internacional, sin dudas la realización del evento en terrenos concesionados es más una facilidad para que el negocio sea más redituable que un "evento social", como lo definen el concejal y los funcionarios interesados: literalmente el concejal Sánchez intentó hacer pasar la fiesta privada y con fines de lucro en terrenos privados como si fuera "un cumpleaños" o "un casamiento", algo que sí está previsto con un centenar de invitados en el SUM del club y no 3 mil en el campo de deportes como se plantea en esta ocasión.

Para instalar el escenario en la cancha auxiliar del club (un escenario que además es sospechosamente parecido al que tiene la Municipalidad en el corralón), los entrenamientos de diferentes categorías fueron corridos o suspendidos, generando incluso inconvenientes para el uso y funcionamiento habitual de la institución.

En este contexto, aunque hubo algunas quejas sobre tickets que fueron devueltos sin mayor explicación (quejas reproducidas en las redes sociales y en los posteos publicitarios de la Bresh en Necochea) la fiesta recién este viernes obtuvo los permisos de comercialización de alcohol que necesita para cumplir parte de sus obligaciones, algo que las autoridades municipales habían asegurado que ya habían sido presentados.

El conjunto de grises e irregularidades manifiestas alrededor del festejo probablemente deje una marca negativa sobre el club, que con el proyecto de las canchas de tenis del año pasado ya había ganado bastante antipatía de los vecinos. Ahora con fiestas que rompen con la calma del barrio, con protestas desoídas y con un comportamiento indeseable de las autoridades, el conflicto seguirá latente y es probable que siga ocasionando encontronazos hasta que las autoridades dejen de forzar las normas para ajustarlas a sus intereses y empiecen a aplicarlas como se supone que deberían.

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