La Bresh y el concejal tenista: Las explicaciones que toman a toda la ciudad por estúpida

viernes, 24 de febrero de 2023 · 08:33

Los giros argumentales y las justificaciones que está usando el oficialismo municipal para avalar de cualquier manera la celebración de una fiesta masiva en un predio concesionado del Parque Miguel Lillo está llegando a límites de negación y absurdo que van a traer serias consecuencias para los implicados más pronto que tarde.

Está tan claro que la fiesta Bresh se está convocando en un lugar fuera de orden que hasta resulta extraño tener que explicar que la escuela de deportes es para hacer deportes, no para celebrar fiestas de trasnoche con alcohol y drogas. Sin embargo, ante las críticas llegadas desde todos los sectores, el intendente y un equipo de colaboradores cada vez más acotado se empeñan en defender tanto la fiesta que comienzan a surgir las sospechas sobre los intereses que podría haber por detrás.

En declaraciones a la propaganda municipal el concejal Guillermo Sánchez, quien además de ser presidente del Concejo Deliberante actúa como una suerte de vocero del club Villa Díaz Vélez (fue dirigente del club y posiblemente el resto de la Comisión Directiva esté poco o nada interesada en poner la cara por esto), estableció sólo munido de su propia credibilidad que todos los trámites estaban en orden y que voces críticas como la de los vecinos que se quejan por los ruidos, los ambientalistas pidiendo que se respeten los usos del parque y hasta la diputada provincial Natalia Sánchez Jáuregui, estarían complotados caprichosamente contra la fiesta y, por ende, contra el gobierno municipal del intendente Arturo Rojas.

En una corta entrevista con el periodista Jorge Gómez, de notable simpatía con la gestión Rojas, Sánchez aprovechó el micrófono para decir que vio el expediente de la fiesta y que todos los papeles estaban normales, incluso llegando a prometer la presencia de 70 policías en la fiesta y dos camiones autobomba.

Lo inverosímil de la promesa pasó de largo porque el concejal, muy molesto con las críticas razonables que están haciendo tambalear la nueva iniciativa con el club de su corazón (recordemos que ya quiso entregar tierras del vivero municipal para instalar canchas de tenis y la Justicia dio marcha atrás al proyecto por diversas irregularidades), intentó explicar el problema que hay alrededor de la falta de permiso del club y los organizadores para vender bebidas alcohólicas en la fiesta, algo que representa el grueso de la ganancia del evento (con las entradas se cubre mayormente la inversión inicial):

"Lo de la autorización para el expendio de bebidas alcohólicas, es una cuestión de la organización, en este caso, Bresh, no de quien alquila el lugar sino de la organización, no solo que la tramitaron sino que en el peor de los casos, lo que no puede hacer es vender bebidas alcohólicas, pero no tiene nada que ver con la organización o no del evento, ¿me explico? A vos te autorizan para hacer el evento y además para vender bebidas alcohólicas. Si vos no tenés esa autorización, en el peor de los casos lo que no podés hacer es vender bebidas alcohólicas", señaló.

Ante la sugerencia del entrevistador acerca de que se podían vender otras bebidas no alcohólicas, Sánchez respondió "Por supuesto", subestimando completamente la inteligencia de toda la ciudad que puede ver a las claras como se intenta forzar el evento al tiempo que acusa de mentirosos a todos aquellos que le requieran un mínimo de transparencia y las explicaciones formales del caso.

El permiso del concesionario

Como la Municipalidad no puede decir abiertamente que el club está habilitado para dar lugar a la fiesta, la estrategia usada fue dar autoridad a las decisiones en base a firmas de funcionarios que trabajan mancomunadamente para hacer mover el negocio, aunque lejos de lo que establecen las normas. Citando un informe de la Secretaría de Legal y Técnica el concejal intentó hacer creer a la audiencia que el permiso de uso para la cancha de fútbol incluía la celebración de fiestas masivas en el lugar (?)

"Hay un informe de legales donde analizando el contrato de concesión le permiten la realización de eventos sociales. Esto es un evento social... un cumpleaños es un evento social, un casamiento es un evento social", lanzó. Como si la autoridad del abogado de la Municipalidad Ernesto Povilaitis tuviera más peso que la del contrato de concesión, Sánchez intentó convalidar la idea de que una masiva fiesta privada con entrada paga y fines de lucro es un evento social como lo es el casamiento de un socio para 150 personas en el SUM del club. 

La declaraciones de Sánchez de cualquier manera tienen poco asidero en los papeles e intentan sustentarse en una credibilidad que ni él ni el abogado de la Municipalidad gozan de manera irrestricta. Según la ordenanza 3021/94, que establece la cesión a la Escuela de Deportes Villa Díaz Vélez de la fracción del Parque Miguel Lillo que actualmente ocupa "destinada a actividades polideportivas" y para "la construcción de un complejo Deportivo".

La cesión data del año 1994 y fue otorgada por 10 años, extensibles a otros 10 años más. Finalmente en 2014 se firmó el contrato que rige actualmente (que concede por 15 años con posibilidad de extender por 5 años más) y que establece en su séptima cláusula que el concesionario "no podrá cambiar por ninguna razón el destino para lo que fue otorgada", es decir, las actividades polideportivas y la construcción del complejo deportivo dispuesto en la ordenanza original. 

"Todo lo que no está prohibido expresamente en un contrato, está permitido y esto lo dice el Código Civil, lo dice la legislación a la que seguramente quien se refirió en su muro de Facebook no tiene ningún conocimiento, ninguno, te diría que no tiene ningún conocimiento ciudadano al efecto, pero legal seguro que no", dijo el concejal. Para quien quiera leer el contrato, queda a disposición al final de esta nota como archivo adjunto disponible para su descarga.

El incumplimiento de cualquiera de las cláusulas del contrato podría disparar inmediatamente el proceso de revocación de la concesión, por lo que las consecuencias para el club por los incumplimientos podrían ser mucho más graves que lo que el concejal intenta mostrar al público con afán de mencionar la cuestión como algo meramente político, partidario o vaya a saber exactamente bien qué cosa.

Por lo pronto, las irregularidades alrededor de la autorización del evento incluso podrían sentar un peligroso antecedente que pasa por alto las normativas vigentes y tuerce el espíritu de la ley como ya se intentó hacer con las canchas de tenis el año pasado. Se estima una ganancia millonaria por un evento de una noche, por lo que los intereses en juego son amplios e incluyen a diferentes actores que, voluntaria o involuntariamente están siendo cómplices de un panorama que seguramente acarreará consecuencias para los responsables tarde o temprano.

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