"El funcionario que no funciona": La ola de inseguridad y el fracaso de Jorge Martínez como Secretario de Gobierno
Sobre el final del año el asesinato de Walter Sampietro, concesionario de un balneario que enfrentó a tres ladrones que lo golpearon hasta matarlo este fin de semana, reveló el completo fracaso en materia de seguridad en el distrito, con la clara responsabilidad del Secretario de Gobierno, Jorge Martínez, cuestionado duramente por impericia, inacción y hasta uso político del tema, aprovechado más como una cartelera electoral que siendo atacado en sus aristas más resonantes.
Es que la inseguridad en el distrito no aguanta más y el asesinato de Sampietro puso a la ciudad una vez más en las portadas y videographs de medios de comunicación de todo el país: con robos a diario, peleas con heridos en las calles y la permanente sensación de desamparo de los vecinos, herramientas como el centro de monitoreo de cámaras parecen servir solamente para mostrar a funcionarios manteniendo reuniones para la foto.
Es lo que sucedió con un nuevo encuentro en el que el secretario Martínez usó (de nuevo) el COM como estudio de fotos proselitistas, mostrando "gestiones" que luego no se traducen en acciones concretas. Mientras la villa balnearia literalmente se prende fuego, la propaganda municipal lanzó un título vago para tratar de rescatar algo de entre las llamas: "Se avanza conjuntamente para prevenir delitos en zonas costeras, balnearios y playas alejadas".
En el camino la idoneidad de Martínez es cuestionada en los pasillos de la Municipalidad: el "funcionario que no funciona" (dicho por algunos de sus colegas en la 56) no ha conseguido prácticamente ninguno de los objetivos planteados por el intendente y las gestiones por más patrulleros, la construcción de las dependencias de Caballería en el Parque y el correcto funcionamiento del Centro de Monitoreo (que no es una sala de reuniones para atender a la Cooperadora del Hospital) son sólo algunas de las cuestiones que mantiene pendientes Martínez.
Lo que sucede es que Martínez ocupa un cargo político puesto a dedo como devolución de favores: fue tan funcional desde el HCD en la campaña del 2019, bombardeando al ex intendente López con pedidos de informe, que su idoneidad para ocupar importantes cargos quedó supeditada a la confianza que se ganó del actual Jefe Comunal, Arturo Rojas, para manejar algunos asuntos sensibles. Una en detrimento de la otra, las características del "funcionario que no funciona" decantan diariamente en un clima de inseguridad galopante.
Aunque parece gozar de la confianza del Ejecutivo, lo cierto es que la trayectoria política de Martínez lo presenta como un cuadro cuyo marco ideológico cambia según la ocasión, poniendo en tela de juicio su fidelidad con respecto a los proyectos que acompaña. En la Comuna incluso hay quienes sospechan de una posible connivencia entre el funcionario y algunos sectores interesados en mantener el clima de inseguridad justificando algunos negocios como lo fue el Centro de Monitoreo, que más que para la foto no ha aportado demasiado a paliar la ola de inseguridad del distrito.
Y este fracaso en realidad está vinculado a varios aspectos del perfil de este abogado, que es foráneo (lo que deviene en un notable desconocimiento de los carriles más internos del funcionamiento de la comunidad); carece de completa experiencia en el manejo de temas vinculados a la seguridad; y cuyo único mérito parece ser la completa displicencia que ha demostrado para con su jefe de turno.
Martínez es en realidad concejal del oficialismo electo pero en uso de licencia luego de su candidatura testimonial del 2021, antes fue funcionario del Ministerio de Trabajo y luego concejal kirchnerista. Para mantenerse siempre en un cargo, Martínez luego dio el salto a un bloque propio y después pasó directamente al macrismo de oportunidad de Arturo Rojas, que luego devino en el "vecinalismo" municipal de Nueva Necochea.
El asesinato de Sampietro y la seguidilla de hechos recientes hace preguntar si el ciclo de Martínez en la Secretaría de Gobierno no llegó a su fin y habrá que ver si el intendente finalmente considera reemplazarlo en virtud de su fracaso. Por lo pronto, la ciudadanía sigue esperando respuestas más allá de promesas de obras que no se terminan, patrulleros que nunca llegan y un Centro de Monitoreo instalado más para hacer campaña que para aportar soluciones.
