La gran incógnita sigue: ¿Quién incendió el Casino de Necochea?

jueves, 23 de noviembre de 2023 · 10:55

El 17 de agosto de 2020 un incendio de importantes magnitudes destruyó completamente el interior del Teatro Auditorium del Complejo Casino de Necochea y luego de más de tres años del siniestro, las responsabilidades por lo sucedido siguen siendo una incógnita y no parece haber demasiada voluntad de revelar el misterio.

Días después del siniestro los bomberos confirmaron que habían en contrado dos focos de incendio distintos que habían  comenzado las llamas. Aparentemente, la intención era prender fuego todo el complejo, dado que se encontró un foco dentro del teatro y otro en un mueble en un sector de cocinas de lo que era la boite. Los iniciadores del fuego habían usado un pullover con combustible dentro de un mueble de madera para iniciar el fuego aunque ese foco no prosperó.

Inmediatamente después de apagadas las llamas la política salió a dar explicaciones acerca del estado de abandono del lugar y se simuló una denuncia pública acerca de algunas amenazas recibidas por el intendente al respecto del Casino, aunque luego no se habló más del tema.

Aún cuando se comprobó que el incendio fue intencional y que había algún sospechoso (que sería un ex sereno municipal), lo cierto es que ni la Justicia local ni desde el gobierno municipal se preocuparon demasiado por revelar quién fue el responsable de la pérdida de uno de los bienes más importantes que tiene la ciudad. Sin preocuparse por eso, en menos de un mes la Comuna inició un plan de venta "express" que se cayó porque en el apuro de entregar el lugar la Municipalidad no había regularizado la situación de dominio del edificio en venta.

La responsabilidad directa del secretario de Legal y Técnica del municipio, Ernesto Povilaitis, por ese intento fallido quedó solapada por las preocupaciones del aislamiento durante la pandemia por CoVID19 y sólo se conocieron en el contexto de una causa judicial que iniciaron los vecinos frente a las múltiples irregularidades del intento de arrebato de un edificio que con apenas 50 años fue abandonado por las diferentes gestiones para terminar mostrándolo tapiado y abandonado.

Los estudios sobre la estructura del edificio muestran que todo está en buen estado, pero las roturas de mamposterías, vidrios e interiores hacen ver al edificio que podría permanecer por siglos en ese lugar como si fuera una ruina al bode del colapso.

Y fueron precisamente acusaciones políticas las únicas que se escucharon al respecto del siniestro. Inicialmente los trabajadores del complejo en la voz de Fernando Hansen, señalaron (una vez más) el deterioro y cargaron las tinas sobre la ex gobernadora María Eugenia Vidal.

 "Hace años que venimos reclamando por el estado de abandono que ha dejado el gobierno de María Eugenia Vidal en el Casino y este es el resultado", señaló el sindicalista. "Esto pareciera una tomada de pelo, algo maquiavélico porque despues de tanta angustia y tanto dolor uno se encuentra con esto y para los que tenemos toda una vida en esto (trabajé en todas las áreas del Casino) es un dolor terrible", sostuvo.

Por su parte, el intendente Arturo Rojas aprovechó para volver a cargar las culpas sobre su predecesor señalando que "la sentencia definitiva se terminó dando cuando se le pidió al HCD que salgan todos los concesionarios y eso hizo que se agravara el estado de abandono". En aquella oportunidad el actual intendente no había puesto oposición, aunque luego aprovechó la situación para hacer señalamientos que no lo complicaran.

A la vez, en el Concejo Deliberante el concejal Alejandro Issin impulsó una norma que impedía que el Ejecutivo Municipal dispusiera libremente de los fondos que se cobraran por el seguro del siniestro. En rigor de verdad, esos fondos nunca fueron reservados ni se impulsó ninguna clase de restauración del teatro. Tampoco se vendió el predio y los únicos trabajos de recuperación fueron para la sala de juegos  y con fondos de origen provincial.

Y mientras tanto, a pesar de tratarse de un edificio que tiene condiciones de ser recuperado, la gestión municipal dejó ese estado de abandono esperando poder vender el complejo en algún momento, una estrategia que no hace más que bajarle el precio a uno de los inmuebles más valiosos del estado municipal. 

Sobre los responsables materiales del incendio no se sabe nada y la oscuridad ronda todo alrededor, sin un solo fiscal, concejal o incluso periodista, que al menos pregunte qué fue lo que realmente pasó ese 17 de agosto del 2020.

¿Hubo alguna intencionalidad explícita para iniciar el incendio? ¿Quiénes fueron los autores materiales del siniestro? ¿Qué pasó con el seguro? ¿Acaso es posible cobrar un seguro con un incendio intencional sobre el que no se conocen los autores materiales? ¿Tienen interés las autoridades en encontrara a los responsables o es más conveniente el silencio?

Estas y muchas otras son las preguntas que debieran  girar alrededor del episodio, que parece haber quedado configurado como un mero detalle que posibilita el negocio de vender bienes públicos a precio de ganga. Con desinformación y falta de transparencia, todo el caso va camino a ser recordado lleno de baches y sin demasiadas vías de resolución, algo frecuente en Necochea de los últimos años, que transita un lento camino de decadencia con la acumulación de episodios de esta clase, donde la impunidad y la desidia parecen ser la norma aceptada implícitamente por la comunidad.

 

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