"A nosotros nos tuvieron con mentiras": Conflicto en la empresa de seguridad Medinilla afecta al Puerto Quequén
Un grupo de sindicalistas de la SSIP (que agrupa a trabajadores de seguridad privada) practica desde esta madrugada una protesta en el ingreso a Puerto Quequén en virtud de un conflicto en la empresa de seguridad Medinilla, cuyo contrato con el Consorcio de Puerto Quequén finaliza este miércoles 16 de noviembre.
Aunque el Consorcio de Gestión de Puerto Quequén recordó a la empresa en agosto pasado que el contrato por dos años estaba pronto a finalizar, la empresa no tomó mayores medidas para relocalizar a sus empleados y recién esta semana los anotició de la situación, por lo que el sindicato rápidamente acudió a la terminal portuaria para iniciar una protesta.
Convocados esta madrugada en la esquina de Juan de Garay y la avenida Almirante Brown, a metros de la sede del consorcio, los empleados celebraron una asamblea en la que quedó claro que fue la empresa la que, a pesar de conocer la situación desde agosto, no notificó a sus trabajadores. "A nosotros nos tuvieron con mentiras y nos avisaron de esto hace dos días", se escuchó decir a uno de ellos. "No hubo ningún preaviso ni nada".
El Consorcio de Gestión de Puerto Quequén había firmado con la empresa de seguridad un contrato por dos años por el que pagaba 10 millones de pesos al mes.
En virtud de la aguda desfinanciación que sufre el consorcio luego de la gestión de Arturo Rojas al frente de la terminal, la decisión del consorcio fue la de terminar el contrato ofreciendo una prórroga de dos meses para que la empresa reacomodara a sus empleados. Por lo pronto, el Consorcio gestiona que la seguridad la retome la Prefectura Naval Argentina, como era en un principio.
Vale recordar que el actual presidente del Consorcio Jorge Álvaro señaló en varias oportunidades la descomunal deuda que dejó la gestión Rojas sobre la terminal luego de aceptar tomar un préstamo para el dragado con una tasa al doble de la del mercado sin dar mayores explicaciones.
La situación dejó al puerto con números rojos, obligando a sus autoridades a recortar toda clase de gastos, como en el caso de la seguridad privada.
