deterioro del poder adquisitivo
Los salarios se desplomaron a niveles históricos en los últimos 60 días
En los últimos dos meses, los salarios en Argentina han experimentado una caída abrupta, alcanzando niveles históricos de deterioro en el poder adquisitivo. Según datos proporcionados por la Remuneración Imponible Promedio para los Trabajadores Estables (RIPTE), un indicador de la Secretaría de Trabajo a cargo de la ministra Sandra Pettovello, el descenso ha sido del 18%, marcando un retroceso sin antecedentes. Este fenómeno preocupa tanto que incluso el exministro Domingo Cavallo instó al político liberal Javier Milei a tomar medidas para remediar la situación de los trabajadores y jubilados.
En diciembre de 2023, el salario promedio se situó en $484.298,40. Sin embargo, este monto quedó considerablemente rezagado frente a la canasta básica para una familia de cuatro personas, la cual ascendió a $495.798 para evitar caer en situación de pobreza. La disparidad entre el salario y el costo de vida se tradujo en una brecha de $11.500, evidenciando la gravedad de la situación.
En enero, la situación no hizo más que agravarse, con un salario bruto promedio de $555.269. Esta cifra representó un desplome del 23% con respecto al costo de la canasta básica total para un hogar típico de cuatro integrantes, que alcanzó los $596.823 en enero. En otras palabras, los trabajadores se encontraron con ingresos insuficientes para evitar que sus familias cayeran en la pobreza.
El RIPTE, que mensualmente divulga la Secretaría de Trabajo bajo la cartera de Capital Humano, continuó mostrando una preocupante tendencia. En dos meses, la remuneración promedio se ubicó un 18% por debajo de la inflación, con un aumento promedio del 14,7% para los salarios de trabajadores registrados, en comparación con el 20,6% de inflación. Este deterioro salarial, sumado al ajuste mediante la licuación de las jubilaciones y pensiones, refleja la contracara de un escenario recesivo cada vez más acentuado.
Según estimaciones del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), el recorte real del gasto primario en el primer bimestre del año alcanzó el 33,6% interanual. En este ajuste, las jubilaciones y pensiones representaron el 43%, mientras que los salarios de los estatales contribuyeron con el 5%. El impacto de esta "licuadora" sobre los haberes jubilatorios es tal que, según el IARAF, "un jubilado con la mínima terminará marzo con una pérdida de poder adquisitivo del 43% respecto al mismo período del año 2023".
Según el Instituto de Estadística de los Trabajadores (IET) de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET) y el Centro para la Concertación y el Desarrollo (CCD), la inflación de los trabajadores se ubicó en el 15,8% en febrero, mostrando una desaceleración de 6,8 puntos respecto a enero y acumulando un 41,8% en el primer bimestre del año.
Bajo estas condiciones, el poder adquisitivo actual se asemeja al que tenía Argentina a principios de los años '50 o al que experimentaron Francia en 1956, Japón en 1965 y Estados Unidos en la década de los '30 del siglo pasado. Nicolás Trotta, director ejecutivo del CCD y exministro de Educación, destacó que estamos frente a "un ajuste de ingresos que nunca transitó la sociedad argentina moderna".
Es importante destacar que el RIPTE contempla la remuneración promedio sujeta a aportes al Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) para trabajadores bajo relación de dependencia y declarados en forma continua durante los últimos 13 meses. Sin embargo, este indicador deja fuera de su medición al vasto universo de trabajadores no registrados, que constituyen casi la mitad de la fuerza laboral total en Argentina, según datos del INDEC.
Dado que el trabajo no registrado no se puede cuantificar con precisión, el INDEC estima que un trabajador no registrado gana un 40% menos que uno contratado de acuerdo con las normas. Para este grupo de trabajadores, el golpe es aún más severo, exacerbando la crisis salarial y ampliando la brecha social en el país.
En conclusión, la dramática caída de los salarios en Argentina durante los últimos dos meses ha generado una crisis sin precedentes en el poder adquisitivo de los trabajadores. La combinación de factores como la pérdida real de los ingresos, el ajuste en las jubilaciones y pensiones, y la desigualdad en el tratamiento de los trabajadores no registrados, crea un panorama sombrío que requiere acciones urgentes por parte de las autoridades para evitar un deterioro aún mayor de la calidad de vida de la población.